Un relato pensado para aquellos que se sienten derrotados en el ámbito de las citas



Una vez, alguien a quien le envié un mensaje de texto me dijo que tenía “energía volcel”, como en celibato voluntario.

Como en el aura impasible de una mujer que no se molesta en tener sexo.

Es un comentario peculiar, aunque algo desagradable de escuchar de alguien con quien has intercambiado coqueteos.

No mucho después, durante una de nuestras charlas nocturnas habituales, eligió hablar mal de una chica nueva con la que estaba enviándose mensajes sexuales.

Vaya, qué sorpresa tan desagradable.

No es que buscara algo más que nuestras conversaciones, pero me molestó sentirme desplazada.

Fueron un lazo fugaz en mi vida, un amigo de correspondencia que pareció más significativo por el aburrimiento pandémico.

Su comentario, sin embargo, ha permanecido en mi mente durante estos años mientras enfrento una aprensión irracional hacia las citas, algo que he mostrado intermitentemente desde la universidad.

He pasado la mayor parte de mis 20 años soltera, cultivando una independencia notablemente intensa.

Cualidades que se intensificaron cuando una relación desacertada me obligó a cuestionarme si realmente había amado a las personas con las que había salido o si solo amaba la satisfacción de seguir un guión romántico fácil.

En una fantasía ideal, la persona perfecta aparecía de repente y juntos nos sumergíamos en la cálida comodidad de la conexión emocional, intelectual y sexual.

En lugar de ello, me enfrento al mercado del deseo.

Quizás esté sobreactuando un poco.

Puede que esto resuene contigo.

*Rejection*, la nueva obra de Tony Tulathimutte, es una colección perceptiva que indaga en la soledad mientras respira fatalismo romántico.

Los protagonistas de la colección enfrentan conflictos con sus familias.

Al igual que las masas que se han frustrado con Hinge y ahora llenan los clubes deportivos.

O los adeptos a la teoría del apego que examinan Reddit con fervor en busca de explicaciones para el comportamiento de los damas de compañia evasivos.

Quieren una relación genuina, pero no la encuentran.

“Todo lo que desea es una muestra auténtica de amor y aprecio de un hombre que no sea terrible y que la encuentre interesante, atractiva y buena”, señala Tulathimutte refiriéndose a Alison, uno de los personajes de su colección.

Una treintañera solitaria cuya humilde súplica al universo no es atendida.

Se apega intensamente a un encuentro eventual con su mejor amigo, provocando que se aleje.

Intentando hallar consuelo en sus amigas del chat grupal, cuya amistad superficial resulta preferible a la soledad.

En un intento de llenar el vacío, opta por adoptar un cuervo de naturaleza agresiva llamado Pootie.

Finalmente, termina en urgencias a causa del cuervo, como si escorts Bogotá sensuales los hombres no le hubieran hecho ya bastante daño.

En *Rejection*, los protagonistas luchan contra un destino impuesto por un sistema social de normas que parecen inalcanzables.

Incapaces de orientarse, terminan desencantados con la sociedad civilizada.

“En este universo compacto, el mundo parecía despojarse de su fachada civilizada, esa que oculta la sangre y escort sensual la mierda, fingiendo una esencia más allá de la carnicería”, reflexiona Bee, un ermitaño inconforme con su género que se distrae viendo gore en internet.

A todos se les ofrecen las mismas garantías: que hallarán a sus personas, que el Único surgirá en el momento más insospechado.

Es una bonita falacia, esta representación romántica de Norman Rockwell de una comunidad plenamente provista.

No obstante, la inquietante realidad es que la atención no se otorga de forma equitativa, estructurándose alrededor del dinero, la ubicación, la belleza y la simple suerte.

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